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SAN PETERSBURGO

El Palacio de Peterhof, el “Versalles Ruso” de San Petersburgo.

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Una de las excursiones imprescindibles cuando realizas visita a San Petersburgo son las residencias de los zares. De todas ellas, situadas en las afueras de la ciudad, la más impresionante es la de Peterhof.

El calificativo de “el Versalles Ruso”, gracias a sus espectaculares fuentes, grandiosas estatuas con paños dorados y sus cuidados jardines te hacen rememorar el gran palacio “del francés”.

Texto y fotos por ©José Manuel Beltrán.

San Petersburgo es una ciudad preciosa, monumental y donde el arte y la historia fluyen por sus calles y canales. No es de extrañar que se la apode la “Venecia del Norte”.

En sus alrededores los distintos zares fueron construyendo palacios veraniegos para su disfrute. Así podemos visitar el bello Palacio de Catalina, en Tasarskoe Solo, o también, en la cercana Stelna, los de Pavlovsk y el de Pushkin.

Encarando al golfo de Finlandia y considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, el conjunto del Palacio de Peterhof se encuentra a unos 30 kilómetros del centro de San Petersburgo. Realmente no podemos hablar de un único palacio, ya que son varios (Monplaisir, el Chalet, Marly, el Palacio de los Granjeros y, por supuesto, el Gran Palacio), todos ellos encajados en dos preciosos parques y jardines (el superior y el inferior).
Construido en la época del zar Pedro I “El Grande”, la Revolución bolchevique de 1.917 provocó que los zares dejasen de pasar sus veranos en esta residencia palaciega para que, a partir de ese momento, pasase a ser un museo para el pueblo.

El asedio, saqueo y los continuos bombardeos de los alemanes sobre San Petersburgo, provocó la evacuación de miles de piezas de decoración del palacio, incluso hasta de 50 de sus estatuas. Algunas de las fuentes, como la de Sansón que fue robada por los alemanes, son réplicas y reconstrucciones de su original; trabajos que comenzaron nada más acabar la II Guerra Mundial.

El conjunto del Palacio Peterhof.

El complejo de parques, de estilo barroco al igual que el Palacio, abarca un total de 102 hectáreas. Realmente podrías pasar todo el día allí, y más si como a nosotros nos ocurrió, el tiempo y la temperatura es ideal. Sin género de dudas, lo más espectacular está nada más traspasar su entrada (aunque en nuestro recorrido lo dejamos para el final).

Sobre un gran terraza natural, encarando al Báltico y al Golfo de Finlandia, se nos presenta una cascada de mármol con sus terrazas y escaleras: la Gran Cascada.

Las fuentes se suministran de agua de manantiales naturales mediante un “recibidor”, construido en 1.721, de 22 km. de longitud.
La visión de este gran conjunto (dicen que el mayor del mundo) es espectacular. Todo ello desemboca, diseccionando el parque, en el Gran Canal o el de Sansón, cuya fuente queda a sus pies. El adorno del conjunto se realza con 173 juegos de agua y 37 monumentales esculturas doradas, a cual más bonitas.
Vista lateral con detalle de estatuas de la Gran Cascada.

La visita del Palacio (que no pudimos realizar por la gran aglomeración de público) es independiente del parque. El mimo por su mantenimiento es intachable (recuerdo que el último martes de cada mes, el Palacio se cierra para su limpieza general). El acceso se debe hacer colocándote unos patucos en tus zapatos para no deteriorar el cuidadoso suelo de madera. No están permitidas las fotos en su interior.

En el paseo por sus parterres encontrarás, además de otras fuentes como la de las Sirenas, la de Eva, la del Paraguas, la fuente del Sol o la de Tritón con su campana, pasajes con sombra; bancos, pequeña tienda para comparar agua, hot-dogs y baño y lavabos.

La majestuosidad de este conjunto, tal y como quería Pedro I “El Grande”, hace no aconsejable, más bien indispensable, la visita a Peterhof. Estoy seguro que no te va a defraudar, ciudadano.
Cómo llegar al palacio desde el centro de San Petersburgo.

Dos son las formas más básicas para llegar al palacio. La terrestre, mediante el bus, o la marítima, cruzando el golfo de Finlandia.
En autobús: Desde cada una de las estaciones de metro que a continuación indico salen autobuses en un trayecto directo.
Estación de Avtovo (la recomendada y más céntrica): líneas de autobuses 200 y210. También los minibuses 224, 300, 424 y el 424-A.
Estación de Prospekt Veteranov: minibuses 343, 636 y 639-B
Estación de Leninskiv Prospect: minibuses 103 y 420 y, por último, en la estación de Baltiyskava, el autobús número 404.

Por mar: Con el “Meteor”. A través del río Neva, el embarcadero está detrás del Hermitage y del Almirantazgo. Desde allí, en escasos 30 minutos, te transportan directamente al Palacio. Es otra forma, sin duda más vistosa y cómoda, de llegar hasta él.

Horarios y precios:
El acceso al Gran Palacio se puede efectuar de martes a domingo, de 10,30 a 19,00 horas.
Importante: el último martes de cada mes el palacio cierra para efectuar una limpieza a fondo.
Entradas: el público en general paga 900 rublos, con precios a 2018. Menores de 18 años y estudiantes: 300 rublos. En cualquier caso, dado que hay diferentes tipos de entradas y que además puedes comparar por internet, es mejor que consultes la página oficial de reserva de entradas (inglés y ruso), para tener actualizados los precios.

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