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Recorridos y paseos por La Habana (II). El entorno de la Plaza de la Catedral.

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La huella colonial en Cuba tiene una de sus máximas expresiones en la Catedral de San Cristóbal de La Habana, dedicada a la Santísima Inmaculada de la Concepción.

Hasta principios del siglo XVII el lugar donde actualmente se asienta la plaza era un terreno anegadizo, y tanto es así que ya en 1.623 era conocido como Plaza de la Ciénaga. Llegamos aquí, tal y como contábamos en nuestro anterior artículo, desde la Plaza de Armas, continuando con nuestro paseo por los lugares más emblemáticos de La Habana Vieja. 

© Texto fotos por José Manuel Beltrán.

Salimos de Plaza de Armas por la calle Mercaderes, una de las dos primeras calles de la ciudad junto a la de Obispo, hasta llegar a su número 16, (entre O’Reily y Empedrado). Es aquí donde se encuentra el conocido Mural de la calle Mercaderes, por frente a la fachada posterior de la Casa del Marqués de Arcos, que fue sede del Liceo Artístico y Literario de La Habana hacia 1844.

De una dimensión aproximada de 300 m2, compuesto por 52 paneles, en la obra con un carácter muy realista están representados hasta 67 importantes personajes de la historia cubana, sin que coincidan cronológicamente en cada una de las épocas. La curiosidad está en los materiales empleados para su durabilidad y que incluyen una textura de piedra natural embebida en una resina acrílica de gran resistencia a la intemperie, pues es así como se encuentra el mural. Curioso es también que tan solo a partir de 4 colores: negro, beige claro, rosa coral y marrón se haya conseguido una gama de hasta 13 tintes.

Interior de la Casa del Marqués de Arcos. Al fondo el Mural.

Interior de la Casa del Marqués de Arcos. Al fondo el Mural.


La Catedral de La Habana

A principios del siglo XVIII, los jesuitas que fueron quienes iniciaron su construcción querían que simplemente albergara una escuela de misioneros, aún cuando posteriormente lo ampliaron a una capilla y un monasterio. En la segunda mitad del mismo siglo, la Compañía decide levantar una Casa de Oraciones; obras que se interrumpen por la expulsión de los jesuitas de Cuba y que finalmente terminan diez años después, en 1.777. No es hasta 1.789, cuando se hacen necesarias unas nuevas obras para consagrar a la iglesia como catedral.

Su fachada es un claro ejemplo del estilo barroco, apreciándose el trabajo en la piedra. ¡Sí, estás mirando bien y es cierto! Admiras su fachada desde el fondo de la plaza y ¡sorpresa! la torre de la derecha, junto con sus campanarios, es más ancha que la de la izquierda. Y esto es debido a que de haberse realizado con el mismo ancho se hubiese impedido el acceso por la pequeña calle que se sitúa a su lado.

Otro detalle curioso es el de su portón o puerta de entrada. No es la original; en 1.961, debió de sustituirse al ser afectado ¡por la explosión de un barco francés (La Coubre) que fondeaba en uno de los muelles cercanos. Su interior, con una nave principal y dos laterales marcados por unas grandes columnas, se encuentra decorada con frescos y pinturas de artistas italianos y franceses. Las esculturas y las obras de orfebrería, también de su interior, pertenecen al maestro italiano Bianchini.
Al lado del púlpito, a su izquierda, una placa señala el lugar donde dicen que descansaron los restos de Cristóbal Colón, que fueron traídos desde Santo Domingo en 1.796 y trasladados luego a Sevilla en 1.896. Otra versión afirma que nunca salieron de Santo Domingo.
Fachada a la Casa del Marqués de Arcos, vista desde la Plaza de la Catedral.

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