© Texto y fotos: José Manuel Beltrán.
La salida del aeropuerto internacional de La Habana, en dirección a la ciudad, se hace de forma casi obligada a través de la larga Avenida Rancho Boyeros. A su izquierda, el río Almendares discurre plácidamente hasta desembocar en el mar, dividiendo los barrios de Miramar y el Vedado. Allí mismo, en la parte del Vedado, comienza o termina (como quieras interpretarlo) el popular Malecón. Sin embargo, dentro de nuestro recorrido por La Habana, tiempo tendremos de conocer lo más interesante de ellos.
Desde el mismo aeropuerto internacional no existe opción de transporte público por lo que la contratación de un taxi se hace obligada. Sin embargo, a lo largo de la avenida si se pueden apreciar vetustas paradas de autobús utilizadas por la población local con destinos diferentes al del aeropuerto. Una pequeña rotonda y finaliza Rancho Boyeros para dar paso a la Avenida de la Independencia. En su final, a una distancia casi equidistante la circundan los barrios de Miramar, Nuevo Vedado, Cerro, Vedado y Habana Vieja; en este pequeño recorrido por La Habana hemos llegado por fin a la mítica Plaza de la Revolución.
Montaje sobre imagen del Che Guevara.
Jesús Romano Sebastián escribió
septiembre 26, 2017
El artículo ya estaba muy bien, pero con la inclusión de esas nuevas fotos, de Ma Rosa, todavía gana muchos más enteros el artículo. Felicidades Ciudadano Viajero.
Un fuerte abrazo.
Jesús.
CARLOS OLLER BOFILL escribió
febrero 20, 2018
Esta muy bien, excelente relato. Pero, siempre hay un pero, no se menciona ni se publican fotos de la miseria ni la destrucción y abandono de los edificios de esta Capital. Los que hemos tenido la experiencia de visitarla, en nuestro caso en más de 20 ocasiones, ya sea por negocios o por tener a mi cuñado hospitalizado allí durante más de dos años, podemos dar una visión mucho más real que las bellas fotos propias de una propaganda turística o política donde sólo se muestran las cosas bellas. No se ha nombrado los «paladares» sustitutos de los restaurantes en donde fácilmente cuando te cantan la carta sólo hay carne o pescado para dos o tres personas, en el caso de que sea un grupo el de los comensales. No se si alguno ha visitado hogares o tiene amigos locales, es de pena como viven y en las condiciones que lo hacen. Hay que hablar también de como se «resuelven» con los turistas o del comercio «jinetero», tanto masculino como femenino. En fin, como en todas partes hay cubanos buenos y otros más listos, pero la Habana es una ruina comparada a lo que en otra época fue.
José Manuel Beltrán escribió
febrero 24, 2018
Siempre he mantenido un máximo respeto sobre cualquier opinión aunque no esté de acuerdo con ella. En el caso que nos ocupa ¡como estar de acuerdo en este comentario! que, recordemos, lo es únicamente sobre una visita turística a la Plaza de la Revolución de La Habana, simplemente describiéndola y aportando algún dato histórico. ¡Claro que no menciono a los paladares! Ninguno hay en la la Plaza. Claro que no menciono los edificios destruidos y abandonados en la Plaza; lógico, no hay ninguno. Yo si he visitado, visitado no, me he hospedado en casas particulares y puedo hablar de ellas; pero ese tampoco es el tema del artículo. Nada de lo que se menciona en el comentario tiene que ver con el artículo en sí, que podrá gustar más o menos pero que es real.
Del resto, ya hay algunos artículos más publicados sobre este destino… y más que habrá. No se me ocurriría a mí, en un artículo por ejemplo de la Sagrada Familia, comentar sobre la prostitución (jineterismo) del barrio viejo de Barcelona o cualquier otro detalle totalmente negativo que … haberlo, haílo.
Sin embargo, por respeto también a mis lectores, el comentario seguirá ahí. Ahh, gracias por las cinco primeras palabras.