El Conjunto Arqueológico de los Dólmenes de Antequera, que forman los monumentos de Menga, Viera y Romeral, es uno de los mejores y más conocidos exponentes del megalitismo europeo y recientemente declarado Bien del Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO.
A la altura de otros grandes yacimientos españoles como los de Atapuerca o Altamira, o junto con otros templos, tumbas y espacios ceremoniales como Orkney y Stoehenge (Reino Unido), Newgrange (Irlanda), Carnac (Francia) o los templos de Malta, las construcciones antequeranas son el máximo exponente del legado patrimonial y cultural de las primeras sociedades neolíticas europeas: el megalitismo.
Texto y fotos: ©José Manuel Beltrán.
Parece que fue ayer pero la realidad es que hacía muchos años que no volvía a Antequera, o mejor dicho, a una parte muy importante de esta monumental ciudad. Y ha tenido que ser por culpa (en este caso bien agradecida y nunca dolosa) de Bartolomé Ruiz. Su antológica conferencia de meses atrás, por invitación de Marbella Activa para explicarnos como se había gestado la declaración ante la UNESCO del Conjunto Arqueológico de los Dólmenes de Antequera, representó el empujón final para esta nueva visita. Y así, hasta un total de diez miembros activos de nuestra asociación, nos fuimos a Antequera dejando al margen, por ejemplo, la eliminatoria de Copa Davis entre Gran Bretaña y España que se estaba celebrando en las pistas de Puente Romano, aquí en Marbella.
Bartolomé Ruiz es actualmente el director del Conjunto Arqueológico de los Dólmenes de Antequera. Historiador, arqueólogo conservador del Patrimonio Histórico de la Junta, Premio Nacional de Urbanismo, licenciado en Filosofía y Letras, Premio Restauración de la Real Fundación de Toledo como responsable de la puesta en valor del Monasterio de la Cartuja en Sevilla, incluso con cargos de alta responsabilidad en lo relacionado con la cultura en la Junta de Andalucía. Bartolomé es, sobre todo, un amante de Antequera. Y es así que uno de los principales objetivos al asumir su cargo, no ya solo de conseguir la importante declaración de la UNESCO, es la divulgación en el conocimiento a la ciudadanía de esta importante patrimonio bien sea por medio de conferencias u organizando jornadas de puertas abiertas y visitas guiadas -totalmente gratuitas- para los visitantes.
En la reunión de Estambul de 2.016, el Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO decidió inscribir el Sitio de los Dólmenes de Antequera en la Lista del Patrimonio Mundial, como un bien cultural de Valor Universal Excepcional. Los motivos no dejan ninguna duda: «Se trata de una de las más antiguas y originales formas de monumentalización paisajística mediante la integración de arquitectura megalítica y naturaleza que se conoce en la Prehistoria mundial. Un gran centro ritual cuyo origen se remonta a la primera mitad del IV milenio ANE (Antes de Nuestra Era).
Las estructuras megalíticas parecen un paisaje natural (enterradas bajo túmulos de tierra) cuya orientación se basa en dos monumentos naturales: la Peña de los Enamorados y El Torcal, que conforman dos referencias visuales dentro del bien.»
Exterior del dólmen de Menga y su acceso.
Es aquí, en el centro de Andalucía, en el sur de España, donde el público visitante puede realizar gratuitamente un recorrido que es como un viaje en el tiempo. Transportado a una sociedad y a una forma de vida muy diferente de la actual; donde los monumentos hechos con enormes piedras de gran peso vienen a constituir una forma de dar orden a la existencia frente a lo imprevisible de la naturaleza, y donde se trata de asegurar la confianza en el porvenir frente a las dificultades.
Evocar el pasado no es solamente rescatar la memoria como elemento cohesionador frente al olvido; es también atravesar la barrera que impide rastrear las huellas perdidas y obligarnos a tomar conciencia de un lugar privilegiado en donde se acumulan los fragmentos dispersos de la vida.
El Centro Solar dedicado al famoso arqueoastrónomo Michael Hoskin
La visita, que te recomiendo sea guiada (recuerdo, totalmente gratuita), comienza en el Centro de Interpretación. Allí, el visionado de un instructivo video de tan solo 11 minutos, en el que se explica de forma precisa el proceso de traslado de las grandes losas, así como la preparación del terreno y la forma de construcción, se hace obligatorio para mejor comprender después la visita de los monumentos y del paraje.
El Centro Solar Michael Hoskin, en honor a uno de los pioneros en los estudios de Arqueoastronomía, es la primera parada previa a la visita del gran dólmen de Menga. Resulta imprescindible para comprender la idea del sol-orientación que se observa en el Conjunto.
El reloj solar, la Rosa de Menga y al fondo, el muro que representa la Peña y los puntos solares de los solsticios y equinoccios.
Un perfil grabado en un banco que circunda la plaza nos representa la situación y la perfecta alineación de la Peña, la alineación con el eje del dólmen de Viera y los puntos, representados por tres soles, en lo que es salida del sol por el horizonte. A la izquierda el del solsticio de verano; el central, los equinoccios y el de la derecha, el solsticio de invierno.
A modo de Rosa de los Vientos, en el suelo se representa a la Rosa de Menga. Ésta marca la orientación de los principales dólmenes de la Península Ibérica. La orientación, en este caso por los ciclos solares, es un factor determinante en la comprensión del significado simbólico de la arquitectura dolménica. Los ciclos solares no pasaron desapercibidos para ninguna sociedad en la Antigüedad y, menos aún, para las megaliticas. Estos ciclos astronómicos marcaban los ritmos en todos los aspectos de la vida; desde la cosecha a los rituales de la muerte. Nos sólo las construcciones ibéricas, sino también las europeas, tienden a orientar sus entradas, más o menos, hacia la salida de sol por el horizonte, y así se puede comprobar en la mayoría de las marcas representadas en la rosa.
Panorámica entrada Dólmen de Menga. Foto: Maica Maichuca. (Pulsar para ver original)
El dolmen de Menga.
El dolmen de Menga se nos presenta como un megalito de galería en el que un atrio abierto hacia el exterior da paso a un segundo tramo de planta rectangular y que, a modo de corredor, sirve de acceso a la cámara funeraria.
Está construido con técnica ortostática, con una longitud de 27,50 metros, desde el tramo inicial del atrio. La altura va variando desde los 2,70 metros de la entrada, hasta la cabecera donde se alcanzan los 3,50 metros. La anchura máxima se alcanza en el tercio final de la cámara, alcanzando los 6 metros. Lo curioso está en la aparición, en las últimas excavaciones de 2005, de un pozo excavado en la roca arenisca de 1,50 metros de diámetro y nada menos que 19,50 metros de profundidad. Además, se encuentra alineado con los tres pilares que coinciden con la unión de las losas de cubierta.
El dólmen de Menga desde el interior. En los laterales las grandes losas u ortostatos.
Interior del dólmen de Menga desde el exterior.
Las paredes laterales, de un lado y otro, se forman por 12
grandes ortostatos mientras que la cabecera es de un único ortostato o gran piedra. La cubierta está formada por 5 grandes losas, faltando la primera que formaría la entrada. Todo este gran sepulcro está cubierto con un gran túmulo de 50 metros de diámetro y está perfectamente orientado hacia el Noreste (45º), o lo que es lo mismo, al norte de la salida del sol en el solsticio de verano; orientación totalmente excepcional en la arquitectura megalítica ibérica. Aún cuando realmente la razón es el
perfecto alineamiento con la Peña de los Enamorados.
Pozo de agua en el interior del dólmen de Menga
No se puede definir con exactitud cuando se construyó Menga, aunque todos los datos sugieren que lo fue en una fase temprana del Neolítico Final, es decir entre 3.800 y 3.400 ANE. En fechas posteriores ha sido utilizado de forma continuada como espacio sagrado o lugar funerario en la Edad del Cobre, la Edad del Bronce, la Edad del Hierro, la Antigüedad y el Medievo. Es incluso, en nuestros días, que también se utiliza pues el cementerio de la ciudad de Antequera se ubica en este mismo lugar, al otro lado de la carretera.
El dolmen de Viera.
El dolmen de Viera tiene características muy diferentes con el de Menga, aunque también está edificado con técnica ortostática. Es este lo que se denomina un sepulcro de corredor. Formado por un largo corredor, segmentado en dos tramos, al final del mismo se encuentra una cámara cúbica a la que se accede por medio de una puerta perforada cuadrangularmente en una gran losa de piedra.
Interior y corredor del dólmen de Viera.
Su anchura interior oscila entre los 1,30 metros de los tramos iniciales, a los 1,60 metros del final de la cámara. Eso sí, tiene una longitud mayor que el de Menga alcanzando los 22 metros. La cabecera, al igual que en Menga, es de una sola losa sin embargo cada lateral del sepulcro estuvo formado por 16 ortostatos, de los que se conservan 14 en el lateral izquierdo y 15 en el derecho. En la cubierta se conservan 5 grandes cobijas aunque se le pueden suponer la existencia de otras 4 más, desaparecidas en la actualidad. Su altura interior es de poco más de 2 metros.
Plano detallado del dólmen de Viera.
Al igual que Menga se encuentra cubierto por un túmulo de 50 metros de diámetro y en su orientación si se sigue la norma convencional del megalítico ibérico: orientado ligeramente hacia el sureste (96º). Se desconoce la fecha de construcción de este monumento, aunque probablemente lo es con posterioridad a Menga. También es utilizado como lugar de culto y enterramiento durante la Edad del Cobre, Bronce y la Antigüedad.
Continuamos la visita hacia el Tholo de El Romeral.
Situado a escasos 4 kilómetros de distancia del Centro de Interpretación de Menga y Viera encontramos el tercer monumento de este gran conjunto arqueológico, justo en el eje del dólmen de Menga y la Peña de los Enamorados y orientado hacia la sierra de El Torcal.
Corredor desde el interior del Tholo de El Romeral. Fotografía de Maica Machuca. (Pulsar para ver original)
Cámara del tholo El Romeral tras traspasar la puerta horadada en la piedra
El Romeral es un sepulcro con un corredor de paredes adinteladas construidas con grandes lajas y otras piedras más pequeñas. Con una anchura de 1,50 metros al final de los 26,30 metros de su corredor se encuentran dos cámaras circulares (esa es la
definición de tholo), una mayor que otra. La primera es la de mayor diámetro (5,20 metros y 3,75 de altura) donde aprecia perfectamente el
método de construcción con la cubierta abovedada por aproximación de hiladas. La parte superior está cubierta por una gran losa horizontal tal y como podemos apreciar en la fotografía. El conjunto se completa cubriéndose por un gran túmulo de 85 metros de diámetro.
Cierre de la bóveda, por aproximación de las hiladas, en el Tholo de El Romeral.
Su eje está orientado exactamente al
Camorro de las Siete Mesas, la mayor elevación de la sierra de El Torcal. Es el monumento "más joven" de todos los del conjunto, debiendo corresponder a la Edad del Cobre (3.200-2.200 ANE). Aún así es difícil precisar más la fecha de su construcción al no poder haber sido nunca excavado de forma científica.
Descubierto en agosto de 1.904, al igual que el dolmen de Viera, por los
hermanos José y Antonio Viera Fuentes (de ahí el nombre del primero) se hace especial al tener una orientación singular y totalmente anómala distinta de los del resto de la Península Ibérica.
La Peña de los Enamorados, como monumento natural, también forma parte del Conjunto. Foto de Francisco J.Martínez Membrilla.
Dónde está y cómo llegar. Horarios.
El Conjunto Arqueológico de los Dólmenes de Antequera y su centro de interpretación se encuentra a la entrada de esta población, en la Carretera de Málaga. Aquí es posible visitar los dólmenes de Menga y Viera.
El Tholo del Romeral, se encuentra a unos 4 kilómetros de distancia de los anteriores. En la carretera A-7283, dirección Córdoba.
Cómo llegar en transporte público.
Desde Antequera,
la línea 1 de autobuses urbanos de Antequera tiene parada frente a la entrada de autobuses del recinto 1 del Conjunto Arqueológico. Este mismo autobús llega hasta el Hospital de Antequera, última parada del recorrido y la más cercana al recinto 2.
En transporte privado.
El acceso más rápido a los Dólmenes de Antequera en transporte privado se realiza a través de la
carretera A-45, desde donde se toma la A-7282, dirección Antequera. En dirección al casco urbano el recinto queda a la derecha de la calzada.
Horarios y precios
Vaya por delante que
la entrada a todos los recintos es totalmente gratuita. Los grupos deben de reservar hora de entrada para una mejor logística.
Existen diferentes horarios para el invierno, primavera o verano. Teniendo en cuenta que
los lunes el recinto está cerrado, sugiero consultar su página web.
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Pilar y Paco (Turisteandoelmundo) escribió
febrero 5, 2018
José Manuel enhorabuena por este relato de los dólmenes de Antequera. Nosotros lo tenemos pendiente desde hace unos años. La verdad es que esta ciudad es sorprendente, pasamos tres días en ella y nos enamoró. Vimos hasta la Cabalgata de Reyes, desde el balcón de nuestro hotel.
A ver si nos animamos y empezamos a escribir nuestras impresiones de Antequera.
Un abrazo ciudadano!!!!
José Manuel Beltrán escribió
febrero 5, 2018
Gracias, Pilar/Paco. Ayer mismo hicimos visita al Conjunto que realmente merece la pena. Tuvimos en nuestra Asociación Ciudadana la visita de Bartolomé Ruiz, su director, que nos dio una conferencia magistral, y era hora de honrarla en el blog como se merece.
Cristóbal Sanz escribió
septiembre 17, 2023
Interesante el arte megalítico de esta ciudad,