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OSLO

Un paseo por Oslo. La ciudad del Premio Nobel de la Paz.

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Vamos a iniciar un paseo por Oslo, la capital más antigua de los países nórdicos, para descubrir parte de su historia.

Nadie está totalmente seguro que significa realmente el nombre de Oslo. “Os” podría significar “colina” o “dios” vikingo, mientras que “Lo”, quizás, signifique “llanura”. Por tanto Oslo podría significar tanto “llanura de los dioses” como “llanura bajo la colina”.

 

© Texto y fotos: José Manuel Beltrán.


La capital de Noruega, Oslo, se encuentra también enclavada en el interior del Oslofjorden. Con sus mil años de historia es la capital más antigua de los Países Nórdicos. Los vikingos buscaron en ella, al estar rodeada de islas y colinas arboladas, un puerto seguro. Actualmente con 570.000 habitantes, Oslo es la capital de las estaciones: la gente y los edificios están rodeados de naturaleza y el ritmo y la forma de vida cambian con las estaciones y el viento.

Hace 900 años se dan los primeros indicios de naturaleza urbana. En 1.624, el rey Christian IV de Dinamarca, decidió que la ciudad pasase a llamarse Christiania, pues desde 1.536 Noruega pasó a ser una provincia danesa. A principios del siglo XIX la ciudad no era mayor que un pueblo, pero con la mejoría de la economía de 1.850 a 1.900 el número de habitantes aumentó de 30.000 a 200.000. Tras la disolución de la unión con Suecia, en 1.905, existía un fuerte sentimiento nacional y en 1.925 la ciudad recuperó su nombre original: Oslo.

Nuestra ruta a pie.

Nada más salir del puerto y encaminándonos por Rosenkrantz gate llegamos a una bonita alameda, Kart Johans gate, dónde en uno de sus extremos nos encontramos con Stortinget (El Parlamento noruego), construido en 1.866.

Decidimos continuar nuestra apuesta a pie para nuestro próximo destino. Vigelandsparken o el Parque/Museo de las esculturas de Vigeland, es un museo al aire libre además de una de las atracciones más visitadas de Oslo y al que hemos dedicado un artículo concreto. Pincha aquí para leerlo.

El maravilloso parque escultórico es el trabajo de toda una vida del escultor Gustav Vigeland y contiene más de 200 esculturas en bronce, granito y hierro forjado siendo diseñado por el propio escultor el conjunto arquitectónico del parque con sus fuentes y jardines. Para llegar a él, en recorrido a pie desde el Palacio Real, disfrutamos de unos barrios residenciales y de embajadas con unas construcciones elegantes de estilo renacentista.

La paz y tranquilidad de las calles y sus habitantes invitan al paseo y, si encima, tuvimos la suerte de llevarles el sol y las buenas temperaturas españolas. Es por eso que, una mujer noruega lleva en su bolso lo mismo que una mujer española, salvo que la noruega incluye también una toalla de baño. ¿Por qué? Cuando sale el sol la extenderá en cualquier jardín para disfrutar de él.

Para la vuelta, decidimos coger un tranvía (35 NOK) que te permite viajar, subiendo y bajando, durante hora y media. Nuestro destino, el puerto, dónde enfrente de él se encuentra el actual Ayuntamiento (Radhuset), ya que el primer Ayuntamiento se encuentra en la parte antigua de la ciudad, en la zona denominada Kvuadraturen, al igual que la Catedral y el café Engebret,el restaurante más antiguo de la ciudad.

El Museo de los vikingos y el Museo Marítimo.

En el mismo puerto tomamos un ferry para encaminarnos a Bygdoy. En tan solo 15 minutos desembarcábamos para efectuar visita al Museo de los Vikingos y al Museo Marítimo. Sinceramente esperaba más de ellos y salvo la propia curiosidad de una de las naves vikingas en un buen estado de restauración el resto me defraudó.

La vuelta ya fue con prisas. Nos quedaba visitar la Ópera y la vieja fortaleza de Akershus (aunque el barco estaba atracado exactamente enfrente de ella). La desdicha se pudo de nuestra parte pues todas las cámaras de fotos se quedaron sin batería. Pero, corriendo en dirección hacia el Este de Oslo, logramos llegar hasta la Opera para, por lo menos, decir que la hemos visto aunque sea en su exterior. El edificio es realmente modernista y precioso. Con una explanada de entrada llana y en sentido ascendente que invita a la calma y dónde el visitante puede deambular hasta por su techo.
Vista de la Ópera de Oslo

Siempre digo lo mismo de cada una de las escalas. ¡Me quedo con ganas de más!; bien es verdad que, enseguida, le saco el punto positivo. Oslo, merece una nueva parada y fonda y a buen seguro que repetiré. Salud, ciudadano viajero. 

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